Fiesta en Gump

Jugando sin parar,
ríe Lilia con el rocío del juglar.
Cantando y bailando,
hacia Gump ha de llegar.

Las hadas la han escuchado
bostezando se levantan,
con el trajinar del día
cansadas han de estar.

¡Qué importa!
Ellas dispuestas a bailar están.

Los duendes han escapado,
su oro escondido estará,
¡No se lo vayan a robar!

Quizás se unan…
Quizás no…
¡Lo pensarán!

La luna sonriente se alista,
se viste de seda,
caricias de plata dará.
¡Hoy es día de fiesta!
Luz no faltará.

La flauta dulce se extiende,
el aroma tutú se irradia,
¡Hasta las flores llegaron ya!

Lilia apresura su paso
la fiesta empezando va.

Yahaira Valverde
(para Lili con cariño, que es una hada llena de magia)

INTRODUCCIÓN: EL LLANTO DE LAS HADAS

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Dicen los que saben, que las Hadas también lloran, aunque no lo hacen como los humanos. El llanto de las Hadas no se pierde en los pañuelos, ni se evapora en el aire. Cuando lloran de alegría, sus lágrimas se convierten en diminutas cuentas de colores brillantes y que las hadas hacen con ellas pequeñas joyas: Collares, pendientes y colgantes con los que adornarse y que siempre llevan puestos para recordar el motivo feliz que las provocó.

Pero si su llanto es de dolor, es distinto su destino. Cuando los antiguos espíritus del bosque oyen a las Hadas llorar de pena, desde el mismo corazón de la tierra hacen brotar un árbol frondoso, azul y luminoso como el cristal y cada lágrima de hada se transforma en una hoja nueva prendida a sus ramas que crecen y crecen.

Todas las hadas han vertido muchas lágrimas por los niños que nunca las conocerán porque cortaron el camino de su vida el hambre, el frío o el terror. Y saben que el Árbol nunca dejará de crecer, que nunca cesará la violencia ni la injusticia. Pero se consuelan teniendo un lugar tan especial donde guardar su pena, porque un árbol crece hacia las alturas y la luz: Hacia donde la paz siempre es posible.

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Las Criaturas de los Cuatro Elementos

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La Naturaleza está compuesta por cuatro elementos y habitada por criaturas que la protegen y procuran su bienestar. A cada elemento dan servicio distintas familias de seres maravillosos.


El elemento AGUA, regido por las ondinas, las sirenas, las ninfas y las nereidas, simboliza los sueños y las fantasías. El elemento FUEGO, regido por las salamandras, simboliza coraje y vitalidad. El elemento AIRE, regido por las hadas, los silfos y las sílfides, simboliza el movimiento y los cambios. El elemento TIERRA, gobernado por los duendes y los gnomos, simboliza salud y sabiduría. Hay un quinto elemento muy sutil (ÉTER) regido por los ángeles, que simboliza el espíritu.

Todos estos seres mágicos, resultan invisibles para nuestros ojos, tienen apariencia humana y son la esencia de los vegetales, minerales y los animales. Mimetizados en la naturaleza, la protegen de cualquier acto de violencia, y si alguien les invade y maltrata su hábitat, pueden tomar represalias para defenderse.

Las conductas de estos seres son similares a la de los humanos. Del mismo modo que los actos de las personas se definen por su bondad o su maldad, existen duendes buenos, traviesos y malos, así como hadas bienintencionadas, amigables o pérfidas. Todos los seres pertenecientes a los cuatro elementos viven por lo general en comunidades, tienen jerarquías y son gobernados por un rey, una reina o un jefe. Al igual que las humanos, suelen contraer matrimonio y engendran hijos. Todo son especulaciones en torno a temas como su esperanza de vida. Las hadas, por ejemplo, se estima que pueden vivir entre 500 y 600 años. Los gnomos, incluso dos siglos más.

La mayoría de estos magníficos seres (exceptuando quizá a los gnomos), cuando se sienten ofendidos pueden ser muy vengativos. Pero si se sienten atraídos por un ser humano que les despierte admiración, disfrutan haciéndole regalos materiales u otorgándole poderes psíquicos, o dándole otros dones. Hay teorías que afirman que es posible la comunicación con estos seres para pedir ayuda y protección de la misma forma que lo hacemos con los ángeles.

Una de sus características es poseer un cuerpo sutil y cambiante, pueden aparecer de distintas formas. Muchos de ellos tienen poderes importantes y una inteligencia muy desarrollada. Las actividades que más les gustan son: las danzas, la música, los juegos y el amor.


Para las hadas en concreto, la música es una verdadera pasión, siendo todas ellas muy diestras en el manejo de los instrumentos. Suelen formar siempre coros en los que cantan y bailan sin parar incluso hasta seis o siete años seguidos. (En el transcurso de estas danzas no se las debe molestar, pues se enfadan muchísimo y pueden llegar a cometer caprichosas calamidades e increíbles catástrofes debidas al malhumor.)


Las hadas, además de divertirse, bailar y cantar, también tienen sus quehaceres, como tejer, hacer pan y cocinar. Otro dato es que tienen un tabú muy arraigado: No soportan la sal.





La mayor obsesión de las hadas son las flores, a las que miman y cuidan con rigurosa estima. Siempre se las ve en lugares donde abunda la vegetación, pero suelen ser más felices en valles en los que existan flores exóticas que despidan un aroma intenso.



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La Explicación de los bailes de las Hadas

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Si una noche, por el bosque, descubre muchas lucecitas a lo lejos que parece que saltan y una música desconocida, está usted asistiendo al baile de las Hadas. El motivo de este baile es la recolecta de energía de la tierra y del cosmos, para así regenerarse. Cuentan que las noches previas al cambio de estación, las Hadas salen al exterior a divertirse con sus bailes y danzas, en el apogeo de sus poderes. La noche más propicia para encontrar un corro de hadas es la Noche de San Juan, su noche preferida.

A las Hadas les encanta bailar sobre la hierba en torno a un montón de rosas que luego esparcen por las encrucijadas, y es frecuente que lo hagan en círculos llamados los corros de las hadas. Lo hacen dándose las manos, pero vueltas de espalda. Esto es un gran peligro para quien se tope con esta magnifica visión, ya que quien lo hace se siente atraído hacia el corro por el hechizo de la mágica música y comienza a bailar junto a ellas desenfrenadamente.

A la persona que es atraída le parece que la danza sólo dura unos minutos, horas e incluso hasta una noche, pero en realidad la duración más común es de siete años o más... Para ser rescatado, un amigo de la víctima del hechizo tiene que ayudarlo sujetando al desdichado bailarín con una mano y teniendo un pie firmemente fuera del círculo... Si el hechizado no llega a ser rescatado nunca, las cabriolas y locuras de la danza pueden llegar a causarle la muerte. Aun así, el baile de las Hadas termina al amanecer.

Para las hadas cualquier día puede ser motivo de fiesta, aunque tres son las noches mágicas en que las leyes mortales quedan derogadas y las hadas salen a celebrarlo al exterior: La noche de San Juan, inicio del solsticio de verano; la noche de Beltane, víspera del Primero de Mayo; y el 31 de Octubre, víspera del Día de Todos los Santos.

En estas tres noches se sucede el siguiente rito:

Primero preparan sus cortejos mágicos, iniciando un magnífico desfile. Las hadas se ponen sus mejores galas, sus vestidos de rasos y tules. Les acompañan sus corceles, adornados con campanillas y borlas de colores, con el máximo colorido posible, y justo cuando llega la medianoche avanzan en procesión. El orden suele estar establecido, delante los reyes, con todos los honores, y detrás de ellos los siguen los principales caballeros a la orden del rey.

Suenan las gaitas, los tambores. Primero un estandarte rojo y un grupo de caballeros, luego el estandarte verde y detrás los caballeros, más tarde el estandarte blanco y detrás más caballeros. Cierra el desfile el resto de hadas y cortesanos. Unas avanzan a caballo, otras danzando y bailando a su alrededor. A estas procesiones se les conoce como “correrías de las hadas”. Cuando termina el desfile se reúnen en círculos alrededor de la hierba y da comienzo el baile. Iluminan el lugar con la luz de las antorchas y al son de las gaitas cantan y danzan hasta el amanecer. Se puede saber el lugar donde han bailado las Hadas a través del Hongo Corro de Hadas, unas setas que se encuentran en los montes formando círculos... Ahí es donde han bailado, bailan y bailarán las Hadas, y tienen una antigüedad de hasta 600 años.

“Bajo la Luna jugamos,
pues la noche es nuestro día.
Entre perlas de rocío, cual abejas agilísimas,
Bailamos juntas las hadas, dos a dos y tres a tres,
aprovechando las horas de antes del amanecer.”

Las Hadas en la Tradición y la Literatura


Algunos eruditos ven en los cuentos de hadas vestigios de religiones paganas, donde estos pequeños entes eran huellas de antiguas y poderosas divinidades. Cabe destacar en principio, que los mitos helénicos y latinos -poblados de dríades y ninfas, comunes en los textos homéricos y ovidianos- ejercieron notable influencia en nuestra concepción sobre las hadas, cuyos orígenes están en las regiones del norte de Europa y en las islas británicas.


Desde hace siglos, el folklore sostiene que las hadas son “criaturas del aire”. Para la alquimia, fueron consideradas parientes de los gnomos y de las sílfides. Según la mitología nórdica, las hadas son mujeres humanas que, después de haber cometido algún atentado contra la Naturaleza, recibieron el castigo de vivir bajo la apariencia de un insecto volador. Siguiendo esa versión, la Iglesia Católica los considera ángeles pecadores: cuando los ángeles se rebelaron, Dios ordenó que las puertas del Cielo se cerraran. Aunque esa era más bien la estrategia agresiva que adoptaron los catequizadores en los nuevos territorios evangelizados, donde aún subsistían cultos panteístas. Es evidente que el éxito no fue muy grande, pues las hadas y demás seres elementales gozan de muy buena salud en todo el mundo, especialmente en los países de cultura céltica.

Quizá el más famoso exponente del aprecio anglosajón por las hadas se encuentra en la comedia teatral de William Shakespeare "El Sueño de una Noche de Verano", obra compuesta a finales del siglo XVI, en la cual da voz poética a Oberón y Titania, monarcas de las hadas, entre otros personajes.

En el XVII, la serie de poemas "Hesperides", escrita por Robert Herrick, también bosqueja al Rey Oberón y comparte un tinte satírico, aunque más oscuro y sensual que el "Fairyland" de Drayton. Escritores de finales del siglo XVIII y principios del XIX que se dedicaron a ficcionalizar duendes y hadas son Tom Moore, Thomas Hood, Allan Cunningham y Diego Hogg.

Durante el siglo XIX, en plena Revolución Industrial, mientras las fábricas transformaban el paisaje de extensos territorios donde antes había campiñas, las pinturas de hadas y duendes fueron la consecuencia de la nostalgia, una reacción defensiva al proceso de desaparición de las costumbres pueblerinas cercanas a la naturaleza. El artista Edward Burne-Jones llegó a decir estas hermosas palabras: “Por cada locomotora que ellos construyan, yo pintaré un ángel”.

Los duendes y las hadas anunciaron su presencia en numerosos libros publicados durante la época victoriana (escritos por Thackaray Ritchie, Lord Tennyson o William Morris). También se desarrolló una notable poesía sobre hadas célticas escrita por William Sharp y William Butler Yeats, ya en el siglo XX. E incluso, la Teosofía de Carlos W. Leadbeater reveló un método para clasificar las hadas ¡inspirado en la teoría darwiniana de la evolución! Otro teósofo, Eduardo Garner, consideró que la función de los duendes en la Naturaleza era suministrar un vínculo entre las plantas y la energía solar.

Una anécdota que podemos citar es que en ciertos lugares es tradicional que los niños crean en el "hada de los dientes", el equivalente céltico del Ratón Pérez en algunos países hispanoamericanos. La utilidad psicológica del “hada de los dientes” es ofrecer una pequeña recompensa a los niños cuando pierden los dientes de leche, porque este hecho natural podría resultar traumático o preocupante para ellos. Es una manera de “atenuar” los efectos de dicho cambio corporal.


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COLECCIÓN DE BREVES CUENTOS DE HADAS


"Las hadas Ellylon" (Cuento Tradicional)

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Un humilde granjero cayó enfermo en cama y no podía ocuparse del ganado. Siempre había sido un hombre trabajador y generoso que compartía su trigo con las hadas. Así que cuando las hadas de Ellylon se enteraron de que no podía trabajar, se presentó una de ellas en su casa para hablar con él.

Le dijeron que no se preocupara, que ellas cuidarían de la cosecha y de los animales por él, hasta que se recuperara, pero que debía prometerles que mientras hubiera luz del día , no se asomaría para verlas trabajar. El granjero les agradeció mucho el favor y durante quince días no se movió de su cama hasta el atardecer, cuando observaba sorprendido como las vacas habían sido alimentadas y estaba limpia la granja.

Una mañana que se encontraba mejor, se asomó por la ventana para ver su tarea. Allí estaban pequeñitas, menuditas, con su gorrito rojo, moviéndose rápidamente. Lo más divertido era verlas trabajar entre risas y bromas. No pudo reprimir la risa y las Ellylon lo escucharon. Sin darle tiempo a nada, desaparecieron. Desde ese día no volvieron a ayudarle en la granja, pero le acompañó siempre la buena suerte.

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El amor perdura a pesar de tiempo, distancia y edad.

Deja que crezca, siéntelo en ti y ama con todo tu ser...
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"Moira hada y el duende Krull" (Cuento)

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En un bosque vivían duendes y hadas. Cada uno se dedicaba a lo suyo. Los duendes en proteger a las personas, tanto cuando ingresaban a él, como cuando estaban en sus casas. Las hadas por su parte endulzaban el aire con sus bellas canciones y revoloteos brillantes sobre las flores y los árboles.

También estaban las hadas y duendes malos, que hacían conjuros para hacer el mal cuando eran invocados por personas que así lo quisieran. Un día el Hada Moira (que era de las buenas), revoloteaba entre las flores y los árboles; ella no sabía que Krull (un duende) la estaba espiando desde la base de un roble; y que había quedado embelesado al verla.

Los duendes tenían prohibido acercarse a las hadas. Krull intentó resistirse, pero su corazón latía cada vez con más fuerza al verla. Ya estaba por irse Moira, cuando Krull le silbó desde abajo del árbol.

"Hola, soy Krull, ¿y tú?" Ella al verlo se asustó, pero sintió dentro suyo algo especial. Le contestó: “Soy Moira”. El duende le pidió que bajara a la base del árbol. Moira recordó que no estaba permitido hacerlo. Pero igualmente, se acercó a él. Fue amor a primera vista, no lo podían creer. Estuvieron abrazados por largo tiempo, charlando como si se conocieran de otra vida.

De pronto desde lo alto cayó un rayo sobre ellos, proviniente de quién sabe qué poder supremo, pues aquel amor era algo que no debía permitirse. Ambos murieron abrazados, y con el tiempo al pie del árbol crecieron dos pequeños robles entrelazados. Entre las hadas y los duendes se comentaba, que todos los años el mismo día de la muerte de Moira y Krull, los robles brillaban y emitían murmullos con palabras de amor.
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Etain Fuamnach


Miled el Orgulloso, hijo de Dagda, príncipe Daano de Slieve Callary, estaba casado con Fuamnach. Cuenta la historia, que un día llevó a su castillo a otra esposa, una mujer de belleza y gracia incomparable llamada Etain Fuamnach.
Enardecida por los celos, la convirtió en mariposa y convocó una tempestad que le llevó por el aire durante 7 años. Finalmente, una ráfaga, la dejó en el palacio encantado de Angus.

Él fue incapaz de deshacer el hechizo, pero le construyó una casita asoleada, rodeada de las más exquisitas flores. En el secreto de la noche, Angus podía devolverle su forma humana y así disfrutaban de su amor.Con el correr del tiempo, Fuamnach descubrió su refugio y volvió a convocar a la tempestad mágica que, esta vez, la llevó hacia el palacio de Etar, un jefe de Ulster.
La mariposa Etain cayó en la copa de la mujer de Etar, justo cuando ésta iba a beber, entró por su boca y se alojó en su matriz.

Así fue como la mujer de Etar concibió, y dio a luz a una niña aparentemente mortal.

Las dríadas del tamarindo


Skathaborgy, una bella dragona encarnada en una doncella, se ha comido una Driada.

Y la driada es del árbol del Tamarindo, criatura feérica que revolotea y cuida de tan apetitoso frutal. Skathaborgy me ha contado, presa del pánico, que bebió entera una jarra de jugo de tamarindo, luego de aquello, y no por estar embotada del jugo, escuchó voces dentro de su vientre además de cierto revoloteo refrescante.
Los pobladores del Candente Toboso, tierra fértil para los tamarindos, le han contado que dicha planta constituye el sitio por excelencia para las reuniones de duendes, gnomos, hadas, síllfides y demás critauras ocultas en estos tiempos para los bípedos depredadores. La costumbre de los tobosinos para encantar a culquier humano, es brindarle un refrescante jugo de tamarindo hecho no solo con el fruto sino con algúnas hojas y ramas, y por supuesto, como guinda una Driada del Tamarindo.
Al no ser completamente humana Skathaborgy, aún no siente las alucinaciones que prevee dicho encantamiento, almenos no lo he notado.

Leonardo Vivar

El amor de un hada


No hace mucho tiempo un hada llamada Anfimia fue destinada por Titania (la Reina de las Hadas) a cuidar el Jardín de un viejo hombrecillo que tenia de sobrino a un muchacho guapo, de negros cabellos y muy nostálgico. Su nombre era Damián, y salía todas las tardes con su libro bajo el brazo, hasta avanzadas horas en las noches.

En unos de esos momentos el joven alzó la vista para observar los colores que le entregaba el ocaso y al mirar hacia el rosal vio a una bella joven que resplandecía extrañamente por una luz alrededor de su cuerpo, esta trataba de ocultarse entre las ramas para no ser vista.
- ¿Quién eres? –Preguntó el joven …

Ella sorprendida de que la pudiera ver le contestó:
-Mi nombre es Anfimia …

-Y dime Anfimia ¿Qué estabas haciendo escondida en el jardín de mi tío?
Anfimia no sabía que decir, no podía creer que un simple mortal como aquel pudiera tener tan singular belleza.

- Soy un hada y he sido destinada a proteger el jardín de tu tío …

Damián sonrió incrédulo, le parecía extraño que ella se escondiese entre los rosales, y con lo que ella le decía mas le costaba creer. De pronto en un giro que hizo la joven, vió unas luces que nacian de sus espaldas. Ella sonriente le dijo:
- Ahora ves que no te miento.
-¿Me puedes leer la mente?-dijo el joven sorprendido
-Tan solo percibirlo –le dijo sonriendo.

Así pasaban todas las tardes riendo y conversando, caminando y jugando. Hasta que de pronto Anfimia fue llamada por Titania (la reina de las hadas), tenía algo muy serio que hablarle…

“Elfos, Gnomos y Duendes te han visto compartiendo con un humano, sobrino del dueño del Jardín del cual te destiné a cuidar, pero hay otra cosa que me preocupa: ¿estas enamorada de este mortal?”
Anfimia, conciente que no podía mentir, le dijo:
-Sí madre mía, es cierto, más cuando me di cuenta de mis sentimientos fue demasiado tarde, y ahora ya no los puedo cambiar.
“Hija mia por más que yo te quiera, esto no lo puedo permitir, tu sabes que nosotras no nos podemos enamorar de algún mortal y si esto llegase a suceder el castigo ya está escrito…”

Así Anfimia fue destinada a ser un rayo de luna que tan solo podía acariciar a su amor cuando éste salía llamándola:
- Mi hermosa Anfimia, que te ha pasado, solo me has dejado. Algo extraño me sucede, que durante el día todo está desolado, pero al llegar la noche con la luz de la luna te siento a mi lado.
Y así buscándola entre los rosales de su tío y clavándose en el pecho cada una de las espinas de las rosas repetía su llamado.

Titania viendo el sufrimiento de su hija Anfimia y el gran amor que este joven le tenía, solo pudo permitirles una cosa:
Los enamorados solo se podrían ver con el primer rayo de luna que alumbrase aquel mismo lugar donde por vez primera se inició el amor de estos dos jóvenes amantes.

Y así cada noche se le ve a este amante en el mismo lugar del jardín, junto al rosal esperando el primer rayo de luna. Para poder llenar su corazón de amor con la primera mirada que ella a lo lejos le entrega.

El Hada Triste


Érase una vez, un Hada triste. Vivía en el Mundo de los Hielos Eternos y no le gustaba.Sabía que existían lugares donde el Sol brillaba cada día y donde las flores tenían todos los colores del arco iris. Su corazón añoraba esas cosas aunque no las había visto nunca.

Añoraba el color y el calor. Añoraba sentir la hierba bajo sus pies descalzos y añoraba el vuelo brillante de las mariposas. Se sentía tan infeliz que no sabía pensar en otra cosa y ni siquiera salía a ver sus dominios.

Una noche en que el Hada aún no dormía, un resplandor especial apareció en el cielo. Al principio era solo una pequeña mancha luminosa, que creció y creció y bien pronto todo el espacio se llenó de color. Verdes y violetas, azules, amarillos y rojos, se entremezclaban armoniosamente y su luz arrancaba destellos del suelo helado como de un espejo.Y el Hada miró al cielo y vio estrellas fugaces y luceros ardiendo, estelas de cometas y nubes transparentes.

Por primera vez en mucho tiempo, el Hada se sintió feliz y entendió que aquel era su lugar, que cada rincón del mundo contiene sorpresas maravillosas y que le gustaba la aurora boreal y el cielo estrellado de su país de Hielo. Comprendió que muchas Hadas jamás verían todo eso, como ella no vería las flores pero ya no importaba. Ahora sabía que las estrellas fugaces son como mariposas celestes y que los cometas se llevan muy lejos las añoranzas de las Hadas Tristes.

NIMUE (La Dama del Lago)


En los romances artúricos Nimue es uno de los nombres que recibe un interesante pero oscuro personaje: La Dama del Lago, una hada de las aguas que entrega al rey Arturo la espada de poder, Excalibur. Su nombre varia según las leyendas, pues se la conoce también como Niniane, Niviane o Viviane. En su figura se vislumbran rasgos de la diosa de las aguas Coventina, a la que se hacían ofrendas en forma de monedas, perlas y otros objetos de valor.

En algunas leyendas, Nimue aparece como la hija de la Dama del Lago, y en otras como la amante del mago Merlín. Según Chrétien de Troyes, La Dama del Lago (con el nombre de Viviane) es la madre adoptiva de Lancelot. Así mismo aparece en los romances no sólo como el hada que entregaExcalibur a Arturo sino también la que exige que la espada sea devuelta al Lago (que puede identificarse con Avalon) cuando Arturo es herido de muerte en el campo de batalla.En la obra de Malory, es una de las tres hadas que escoltan al rey Arturo a Avalon.

Una leyenda cuenta que Merlín conoció a Nimue cerca de la fuente de Barenton, en Bretaña, y que se enamoró de ella tan profundamente que consintió en mostrarle el secreto de sus poderes mágicos. Nimue se convirtió en su amante y en su escriba y anotó cuidadosamente las profecías del mago. Pasaron los años, y las artes de Nimue se volvieron casi tan poderosas como las de su maestro y, aprovechando la confianza que el mago había depositado en ella, lo engañó y lo encerró en una cueva (o en una torre de cristal o en el tronco de un roble, según las distintas versiones).En las tradiciones más modernas, el papel de Nimue como pupila de Merlín y como la malvada culpable de su caida, se traspasa a Morgana Le Fay.

En alguna leyenda se habla de ella como la reina de las hadas del bosque encantado, protectoras de los caballeros de la Tabla Redonda en su búsqueda del Santo Grial. En las Nieblas de Avalon, Nimue es la hija de Lancelot y Elaine y sucesora de Morgana como Dama del Lago y Señora de Avalon. Nimue recibe una misión muy especial que la llevará a la muerte: castigar a Kevin, el Merlín de Bretaña (en la novela no es un nombre propio sino un titulo), por traición a Avalon y a los dioses antiguos.

Con un encantamiento, Nimue hace que Merlín se enamore de ella y le engaña para que la acompañe a Avalon donde es ejecutado. Tras una lucha feroz, Arturo fue mortalmente herido por la espada de Modred. Sintiéndose morir, ordenó a uno de sus caballeros que arrojaran Excalibur a un lago cercano, pero cuando la espada caía a las aguas surgió Nimue, quien la recogió, la blandió tres veces y desapareció con ella en las profundidades.

Esta Dama ha sido llamada por diferentes nombres, Nimue, Nemue, Vivianne y Vianna. Se cree que todos estos nombres derivan de Coventina, la diosa del agua de los antiguos celtas.

FOSSEGRIM (Hada de las Nieves de Noruega)


Cuentan las leyendas que es posible encontrar hadas en cualquier parte del mundo y en cualquier hábitat, pues, como es sabido, estos seres son el espíritu mismo de la naturaleza que las rodea. Las Fossegrim, las hadas de las nieves de Noruega, son las portadoras del frio y de las nieves, y además tienen una misión muy especial: la custodia de las cascadas y los fiordos del país nórdico.Las Fossegrim tienen forma humana, aunque de talla un poco más reducida, y si bien pueden tener apariencia masculina o femenina, en realidad todas pertenecen al mismo género, más cerca de una mujer humana que de un hombre. Son seres esbeltos, de cabellos rubios o plateados que les permiten ocultarse entre el gélido paisaje que es su hogar. El elemento primordial que las gobiernan es el agua. A las Fossegrim, como a tantos otros seres del país de las hadas, les encanta la música, especialmente las del arpa, de las que son verdaderas maestras. también les gusta cantar, y a menudo sus tenues voces se confunden con el susurro de los vientos, mientras que las notas mágicas que arrancan al arpa acompañan y protegen a las gotas de rocío que se posan delicadamente sobre las plantas, fortaleciéndolas para resistir el cruel invierno del norte. Asimismo, las Fossegrim son excelentes danzarinas y a menudo se ven sus gráciles siluetas ejecutando las danzas propias de los inviernos de Noruega.

En Noruega existe otro grupo de hadas que comparten hábitat con las Fossegrim, aunque pertenecen al elemento tierra: son las Thussers, habitantes de los fiordos, unos seres diminutos que viven en grandes comunidades. No suelen compartir tareas, pero como todas adoran la música (las Thussers son excelentes violinistas), una vez al mes se encuentran con las Fossegrim para celebrar la luna llena.

En todas las regiones polares, o semipolares del mundo existen leyendas sobre las hadas de las nieves. Las hay de muchas formas y tamaños; algunas de ellas forman inmensos grupos, traen en sus propias alas los fríos del invierno y tiñen de escarcha las ventanas de las casas. Los ropajes de las Fossegrim no son de gasa, sino que están hechos de finísimas capas de hielo cosidas con los afilados vientos de Noruega. Sus cabellos así como su esbelto cuello, se adornan con una diadema echa con escarcha, que forma delicadas hojas plateadas.

Una de las más famosas leyendas de las hadas de las nieves es la Reina de las nieves, de Andersen, que se inspira en una hada de estas latitudes. Vive en un palacio de hielo desde el que gobierna el invierno, y se dice que, como no tiene hijos, a menudo busca niños humanos para criarlos como propios.

Mitos sobre las hadas


Ten cuidado y no te comas el alimento de las hadas o beberte su vino.

El dia del poder especial de las hadas, es cada Viernes, que elijen jovenes muchachas, par hacerlas novias de sus jefes. Como son terriblemente amantes de la música, dicen que si una joven canta sola en un lago, se la llevarán bajo la tierra, para que les cante en su palacio, y no volverán a ver a su familia.

Las hadas aman a las personas que son de buenas maneras, amables, y en especial si les deja comida en su rinconcito,.

Las hadas quieren a la gente que es amable y considerada, y a quien deja alimentos sobre el aparador.

Cuando una persona tira agua por la noche debe decir la oracion: " Ten cuidado del agua ", así, las hadas tendran hermoso su sendero, porque el agua, podría estropearles sus trajes de plumas.

Desean que el ser humano ayude, sea inteligente. saben curar con hierbas, (particularmente las hadas ancianas) que han aprendido desde cientos de generaciones atrás.

La Noche de las Hadas

Va cayendo lentamente la tarde
y el sol indolente,
lanza sus débiles rayos a través
de los árboles del bosque,
dando un color rojizo a las hojas
que se mecen al compás del viento.

La noche tímidamente empieza a hacer
su aparición y el encargado de encender
las estrellas, ha empezado ya
con su cotidiano trabajo.

Toma una nube en la mano
y con ella les va sacando brillo
una por una.

Las quiere. Las mima.
Y ellas con un guiño
le agradecen su esmero.

¡Son tan coquetas!
Mientras, allá abajo,
en aquel claro del bosque,
la luna ilumina al viejo árbol
que extiende perezosamente sus ramas,
mientras abre la boca en un bostezo,
para a continuación exhalar un suspiro.

Es noche de luna llena.
Noche de ritual.
Noche de ceremonias.
Noche de hadas.

Se acerca el momento.
La noche se llena de suaves sonidos
que acarician el alma.
Todo es paz. Todo es calma.

Rumor suave de alas se oyen en el aire.
Pequeñas luces van bajando.
Distintos colores que van iluminando
el claro del bosque y toman forma humana.

La última en llegar,
la que trae el color verde,
verde como el mar.

El viejo árbol bosteza.
Paz.
Calma.
Es la noche de las hadas

El Hada Melusina

Melusina es de origen real. Su madre, el Hada Presina había encantado a su padre Elinas ,rey de Escocia. no sin hacerle prometer que nunca iría a ver mientras dormía. Elinas, incumplió su promesa y Presina tuvo que refugiarse con sus tres hijas Melusina, Mélior y Palestina en la isla perdida de Avalon. Cuando las niñas crecieron usaron sus poderes de hada y decidieron encerrar a su padre en la montaña mágica de Northumberland. Presina las acusa entonces de ser unas malas hijas y de carecer de corazón, y envío a Melusina un sortilegio:

"Tú Melusina que eres la más mayor, la más sabia y la culpable, por este encantamiento te convertirás en serpiente todos los sábados de cintura para abajo (....)"

Si Melusina encontraba un hombre para desposarse, éste nunca debía descubrir su secreto, si él lo desconocía Melusina podría vivir el resto de la semana como una mujer normal pero si lo hacía estaría condenada a sufrir ese tormento hasta el día del juicio final Melusina no tardó en encontrar a Raimondín. Cuando se hallaba cazando un jabalí en el bosque de Coulombiers y accidentalmente mató a su tio Aimery Conde de Poitiers. Raimondín se paró para calmarse en la Fuente de Cé (Fuente de la sed). Melusina se le apareció en todo su esplendor danzando en medio de otras hadas. Gracias a su extraordinario poder logró que Raimondín pareciera inocente y aceptó casarse con él. Ella le hizo prometer no tener ninguna duda acerca de sus orígenes y de nunca buscarla en sábado. A cambio ella le ofreció su fortuna y una numerosa y larga descendencia. De su Unión nacieron diez hijos Urian llegá a se rey de Chipre:

"y estaba bien formado salvo que tenía un ojo rojo y el otro garzo y las orejas más grandes jamás vistas en un niño."

Durante el primer año de su matrimonio, Melusina emprendió la construcción de varios castillos y fortalezas (Tiffauge, Talmont, Partenay) que contribuyeron a la pujanza y el esplendor de la familia Lusignan iglesias como Saint-Paul-en-Gâtine surgieron de pronto en medio de la campiña, también erigió las torres de la guardia en La Rochelle y la ciudad de Lusignan. Sin embargo el hada parecía más ducha en el arte de construir que en el de engendrar: Guión tenía un ojo más alto que otro, Antoine llevaba en las mejillas una garra de león, Geoffroy nació con un diente más grande que un pulgar, Fromont que se hizó monje tenía sobre la nariz una pequeña mancha peluda. Un sábado empujado por los celos de su hermano el Conde de Forez, Raimondin transgredió la regla y haciendo con su espada un agujero en la sólida puerta de hierro, fue esto lo que encontró:

"Melusina se bañaba en una gran cuba de mármol, metamorfoseada como sirena: mujer hasta el ombligo peinándose los cabellos y del ombligo para abajo con una gran cola de serpiente como la de un gran arenque y la movía con tanto brio que salpicaba hasta el otro extremo de la estancia."

Traicionada la sirena tuvo que huir y nunca más su marido volvió a verla con forma humana. La leyenda cuenta que Melusina volvía tres días cuando alguna de las fortalezas que había construido cambiaba de dueño, y que se aparecía gritando desconsolada cada vez que alguno de sus descendientes estaba a punto de morir.

Las Hadas y su misterio

El misterio del pueblo feérico ha sido, desde los tempranos tiempos de la civilización, objeto de las más variadas especulaciones humanas.

Pero ¿Qué son las Hadas? ¿De dónde han venido?

La mitología nórdica relata cómo los gusanos nacidos en la carne muerta del gigante Ymir se transformaron a sí mismos en las dos especies de Elfos, los Luminosos y los Oscuros.

Los primeros, habitantes del aire, son benignas y felices criaturas, pero los Oscuros, cuyos dominios son las regiones subterráneas, son malévolos, demoníacos y destructores.

La versión Islandesa, por otro lado, cuenta que Eva, la primera mujer, estaba bañando a sus hijos en el río cuando Dios le habló.

En su temor, escondió a los niños que aún no había lavado. Dios preguntó si todos sus hijos estaban allí, y ella contestó que sí. Dios, descubriendo la mentira de Eva, declaró que aquellos hijos que ella había escondido de El, también estarían ocultos para los demás hombres del mundo.

Estos niños escondidos se transformaron en los elfos o hadas (faeries) y fueron conocidos como "Huldre Folk" o "Pueblo Oculto" en los países escandinavos.

Las niñas y jovencitas Huldre son excepcionalmente bellas, pero con largas colas de vaca, o presentan un espacio hueco si se las ve de espaldas, por lo que sólo se muestran de frente, es una decepción verlas en su auténtica cualidad, y con esto delatan su origen sobrenatural.

En muchos lugares las Hadas son tenidas como ángeles caídos y castigados, o también como espíritus de personas muertas, que no han sido lo suficientemente buenas como para ir al Cielo, pero tampoco tan malas como para el Infierno, y permanecen en un estado intermedio, similar a un Limbo.

En Devon, Inglaterra, los Pixies son considerados almas de niños no bautizados.
De todos modos, todas estas creencias aparecen sólo con el advenimiento del Cristianismo, ya que el bautismo no era una costumbre o un rito conocido en los tiempor previos a éste.

Ninfas de las Nubes y de las Lluvias

En la mitología griega las Nefelai (en griego Νεφέλαι, ‘nubes’) eran las ninfas de las nubes y la lluvia.

Eran ninfas oceánides, esto es, nacidas del Océano y de Tetis.
Sin embargo Aristófanes, en su obra Las nubes, afirmaba que eran hijas del Éter,
personificación del cielo superior.

Las Nefelai ascendían desde el Océano, su padre, llevando hasta los cielos en unos cántaros las aguas de este inmenso río que circunvalaba toda la Tierra.

Desde allí las arrojaban, dando vida a la naturaleza y alimentando las corrientes
de sus hermanos, los ríos.

Se las representaba, al igual que a sus hermanas las náyades, como hermosas jóvenes que vertían el agua de sus cántaros desde el cielo.

Seis de ellas forman parte del cortejo de Artemisa.

Los duendes

Un zapatero, sin que fuera su culpa, había llegado a tal pobreza que al final no le quedaba más que el cuero necesario para un par de zapatos. Así que al anochecer, hizo los cortes para los zapatos que haría a la mañana siguiente, y como tenía limpia su conciencia, se acostó tranquilamente en su cama, se encomendó a Dios, y se quedó dormido.

En la mañana, después de decir sus oraciones, fue a sentarse a su banquillo para trabajar, y encontró los zapatos finamente terminados sobre la mesa. Él quedó atónito y no sabía que pensar de aquello. Tomó los zapatos en sus manos para observarlos más de cerca, y estaban tan perfectamente confeccionados que no encontró una sola mala puntada, eran toda una obra maestra. Poco después un comprador llegó, y como le gustaron tanto los zapatos, pagó más que lo de costumbre por ellos, y con ese dinero el zapatero pudo comprar material para dos pares de zapatos. Hizo los cortes en la noche, y a la mañana siguiente se preparó con fresco coraje para empezar su trabajo. Pero no tuvo necesidad de eso, porque cuando se levantó ya los encontró hechos, y no tubo que esperar nada por compradores que le pagaron suficiente dinero como para comprar cuero para otros cuatro pares de zapatos.

Y a la mañana siguiente todo se repitió, encontrando los cuatro pares ya hechos. Todo fue tan constante, que lo que preparaba en la noche amanecía confeccionado al otro día, de modo que pronto tuvo su propia independencia y llegó a ser un hombre rico. Y ocurrió que una noche poco antes de Navidad, cuando el hombre había hecho los cortes de los próximos zapatos, le dijo a su esposa, antes de ir a dormir:

-" ¿Qué te parece si nos quedamos levantados para ver quien es el que nos da esta mano de ayuda?"-

A la mujer le gustó la idea, encendió una candela, y se escondieron en una esquina del cuarto entre algunos vestidos que colgaban allí, y esperaron. Cuando fue medianoche, dos lindos y pequeños hombrecillos desnudos llegaron, se sentaron sobre la mesa del zapatero, cogieron todos los cortes que estaban listos y comenzaron a coser y a martillar con tal habilidad y rapidez con sus pequeños dedos que el zapatero no podía quitar la vista del asombro. Ellos no pararon hasta tener todo hecho, y al finalizar se levantaron y corriendo rápidamente se alejaron.

A la mañana siguiente la mujer dijo:

-"Esos hombrecitos nos han hecho ricos, y realmente debemos de mostrarles que les estamos muy agradecidos por ello. Ellos andan así, sin nada encima, y deben sentir frío. Te diré que haré: Coseré para ellos pequeñas camisas, y abrigos, y vestidos, y pantalones, y les tejeré a ambos un par de medias, y tú, hazle un par de zapatitos para cada uno."-

El hombre dijo:

-"Me encantará hacérselos."-

Y una noche, cuando todo estuvo listo, les dejaron los regalos en la mesa en lugar de los cortes usuales de los zapatos, y se escondieron para ver que harían los hombrecitos. A medianoche llegaron ellos resueltos a trabajar como de costumbre, pero como no encontraron los cueros cortados, sino solamente los lindos artículos de vestimenta, al principio se sorprendieron, y luego más bien mostraron gran complacencia. Se vistieron con gran rapidez, poniéndose encima los regalos y cantando:

-"Ahora somos muchachos lindos para ver,
¿Por qué zapateros hemos de ser?"-

Ellos bailaron y brincaron, y saltaron sobre sillas y bancos. Al final bailaron fuera de la puerta y se alejaron. Desde ese entonces no volvieron, pero en el tanto que vivieron el zapatero y su esposa, todo siguió bien con ellos, y todo lo que manejaron prosperó.


Hermanos Grimm

La bella durmiente

Hace muchos años vivían un rey y una reina quienes cada día decían:

-"¡Ah, si al menos tuviéramos un hijo!"-

Pero el hijo no llegaba. Sin embargo, una vez que la reina tomaba un baño, una rana saltó del agua a la tierra, y le dijo:

-"Tu deseo será realizado y antes de un año, tendrás una hija."-

Lo que dijo la rana se hizo realidad, y la reina tuvo una niña tan preciosa que el rey no podía ocultar su gran dicha, y ordenó una fiesta. Él no solamente invitó a sus familiares, amigos y conocidos, sino también a un grupo de hadas, para que ellas fueran amables y generosas con la niña. Eran trece estas hadas en su reino, pero solamente tenía doce platos de oro para servir en la cena, así que tuvo que prescindir de una de ellas.

La fiesta se llevó a cabo con el máximo esplendor, y cuando llegó a su fin, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores y más portentosos regalos que pudieron: una le regaló la Virtud, otra la Belleza, la siguiente Riquezas, y así todas las demás, con todo lo que alguien pudiera desear en el mundo.

Cuando la decimoprimera de ellas había dado sus obsequios, entró de pronto la decimotercera. Ella quería vengarse por no haber sido invitada, y sin ningún aviso, y sin mirar a nadie, gritó con voz bien fuerte:

-"¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se punzará con un huso de hilar, y caerá muerta inmediatamente!"-

Y sin más decir, dio media vuelta y abandonó el salón.

Todos quedaron atónitos, pero la duodécima, que aún no había anunciado su obsequio, se puso al frente, y aunque no podía evitar la malvada sentencia, sí podía disminuirla, y dijo:

-"¡Ella no morirá, pero entrará en un profundo sueño por cien años!"-

El rey trataba por todos los medios de evitar aquella desdicha para la joven. Dio órdenes para que toda máquina hilandera o huso en el reino fuera destruido. Mientras tanto, los regalos de las otras doce hadas, se cumplían plenamente en aquella joven. Así ella era hermosa, modesta, de buena naturaleza y sabia, y cuanta persona la conocía, la llegaba a querer profundamente.

Sucedió que en el mismo día en que cumplía sus quince años, el rey y la reina no se encontraban en casa, y la doncella estaba sola en palacio. Así que ella fue recorriendo todo sitio que pudo, miraba las habitaciones y los dormitorios como ella quiso, y al final llegó a una vieja torre. Ella subió por las angostas escaleras de caracol hasta llegar a una pequeña puerta. Una vieja llave estaba en la cerradura, y cuando la giró, la puerta súbitamente se abrió. En el cuarto estaba una anciana sentada frente a un huso, muy ocupada hilando su lino.

-"Buen día, señora."- dijo la hija del rey, -"¿Qué haces con eso?"-

-"Estoy hilando."- dijo la anciana, y movió su cabeza.

-"¿Qué es esa cosa que da vueltas sonando tan lindo?"- dijo la joven.

Y ella tomó el huso y quiso hilar también. Pero nada más había tocado el huso, cuando el mágico decreto se cumplió, y ella se punzó el dedo con él.

En cuanto sintió el pinchazo, cayó sobre una cama que estaba allí, y entró en un profundo sueño. Y ese sueño se hizo extensivo para todo el territorio del palacio. El rey y la reina quienes estaban justo llegando a casa, y habían entrado al gran salón, quedaron dormidos, y toda la corte con ellos. Los caballos también se durmieron en el establo, los perros en el césped, las palomas en los aleros del techo, las moscas en las paredes, incluso el fuego del hogar que bien flameaba, quedó sin calor, la carne que se estaba asando paró de asarse, y el cocinero que en ese momento iba a jalarle el pelo al joven ayudante por haber olvidado algo, lo dejó y quedó dormido. El viento se detuvo, y en los árboles cercanos al castillo, ni una hoja se movía.

Pero alrededor del castillo comenzó a crecer una red de espinos, que cada año se hacían más y más grandes, tanto que lo rodearon y cubrieron totalmente, de modo que nada de él se veía, ni siquiera una bandera que estaba sobre el techo. Pero la historia de la bella durmiente "Preciosa Rosa", que así la habían llamado, se corrió por toda la región, de modo que de tiempo en tiempo hijos de reyes llegaban y trataban de atravesar el muro de espinos queriendo alcanzar el castillo. Pero era imposible, pues los espinos se unían tan fuertemente como si tuvieran manos, y los jóvenes eran atrapados por ellos, y sin poderse liberar, obtenían una miserable muerte.

Y pasados cien años, otro príncipe llegó también al lugar, y oyó a un anciano hablando sobre la cortina de espinos, y que se decía que detrás de los espinos se escondía una bellísima princesa, llamada Preciosa Rosa, quien ha estado dormida por cien años, y que también el rey, la reina y toda la corte se durmieron por igual. Y además había oído de su abuelo, que muchos hijos de reyes habían venido y tratado de atravesar el muro de espinos, pero quedaban pegados en ellos y tenían una muerte sin piedad. Entonces el joven príncipe dijo:

-"No tengo miedo, iré y veré a la bella Preciosa Rosa."-

El buen anciano trató de disuadirlo lo más que pudo, pero el joven no hizo caso a sus advertencias.

Pero en esa fecha los cien años ya se habían cumplido, y el día en que Preciosa Rosa debía despertar había llegado. Cuando el príncipe se acercó a donde estaba el muro de espinas, no había otra cosa más que bellísimas flores, que se apartaban unas de otras de común acuerdo, y dejaban pasar al príncipe sin herirlo, y luego se juntaban de nuevo detrás de él como formando una cerca.

En el establo del castillo él vio a los caballos y en los céspedes a los perros de caza con pintas yaciendo dormidos, en los aleros del techo estaban las palomas con sus cabezas bajo sus alas. Y cuando entró al palacio, las moscas estaban dormidas sobre las paredes, el cocinero en la cocina aún tenía extendida su mano para regañar al ayudante, y la criada estaba sentada con la gallina negra que tenía lista para desplumar.

Él siguió avanzando, y en el gran salón vio a toda la corte yaciendo dormida, y por el trono estaban el rey y la reina.

Avanzó aún más, y todo estaba tan silencioso que un respiro podía oírse, y por fin llegó hasta la torre y abrió la puerta del pequeño cuarto donde Preciosa Rosa estaba dormida. Ahí yacía, tan hermosa que él no podía mirar para otro lado, entonces se detuvo y la besó. Pero tan pronto la besó, Preciosa Rosa abrió sus ojos y despertó, y lo miró muy dulcemente.

Entonces ambos bajaron juntos, y el rey y la reina despertaron, y toda la corte, y se miraban unos a otros con gran asombro. Y los caballos en el establo se levantaron y se sacudieron. Los perros cazadores saltaron y menearon sus colas, las palomas en los aleros del techo sacaron sus cabezas de debajo de las alas, miraron alrededor y volaron al cielo abierto. Las moscas de la pared revolotearon de nuevo. El fuego del hogar alzó sus llamas y cocinó la carne, y el cocinero le jaló los pelos al ayudante de tal manera que hasta gritó, y la criada desplumó la gallina dejándola lista para el cocido.

Días después se celebró la boda del príncipe y Preciosa Rosa con todo esplendor, y vivieron muy felices hasta el fin de sus vidas.
Hermanos Grimm